implementación


Una ventana para observar el juego



Imaginar el mundo de la infancia sin el juego es casi imposible. Las primeras interacciones corporales con el bebé están impregnadas del espíritu lúdico: las cosquillas, los balanceos, esos juegos de crianza de los que habla Camels (2010): “Los juegos de crianza dan nacimiento a lo que denominó juego corporal [...] nombrarlos como juegos corporales remite a la presencia del cuerpo y sus manifestaciones. Implica esencialmente tomar y poner el cuerpo como objeto y motor del jugar” (p. 1). Estos juegos corporales iniciales que se despliegan en la interacción entre la niña, el niño, su maestra, maestro y agente educativo contienen toda la riqueza lúdica del arrullo, el vaivén y el ocultamiento, que son la base de la confianza, la seguridad y la identidad del sujeto. Los contactos lúdicos iniciales cuerpo a cuerpo van distanciándose y se empieza a ver a niñas y niños empleando su cuerpo de manera más activa e independiente, en saltos, deslizamientos, lanzamientos, carreras, persecuciones y acciones más estructuradas que conforman juegos y rondas.

Recuperado de: http://ceroasiempre.mineducacion.gov.co/referentes/assets/pdf/22.pdf


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IMPLEMENTACIÓN



  A fin de dar soporte a la búsqueda de respuesta a ¿Cuáles son los aportes de la implementación de la lúdica en el proceso de atención integral de los niños y niñas institucionalizados desde el programa de Cultura Física?, se retoma la Hermenéutica de la lúdica y pedagogía de la modificabilidad simbólica retomando como autor a Héctor Ángel Díaz M, quien refiere que la idea de una “modificabilidad simbólica en el sujeto significa reconocer la relación del símbolo con el comportamiento social del individuo y encuentra fundamento en las experiencias empíricas realizadas en procesos de experimentación pedagógica con expresiones lúdicas y teóricamente en la historia del arte, la experiencia estética y el desarrollo simbólico del sujeto.
    Desde el desarrollo simbólico del individuo son conocidos los estudios de Piaget y Vigotsky a este respecto. La obra de Piaget: “el desarrollo del símbolo en el niño muestra las características de la evolución del juego en relación con las diferentes etapas del desarrollo del pensamiento. Identifica tres periodos del juego: 1) Periodo de los juegos de ejercicios propios de la inteligencia sensorio motriz; 2) Períodos de los juegos simbólicos, característicos de la edad egocéntrica del niño; 3) Período de los juegos de reglas correspondientes con el período de socialización” (BRINGUIER, 1997).
    Díaz, así mismo agrega que “la hermenéutica del símbolo ha puesto de manifiesto la relación subyacente con el universo emocional del ser humano, con la agresividad (Tánatos) y la afectividad (Eros) como las principales tendencias que regulan la vida interior y con la dinámica del Yo a ejercer dominio sobre otros para obtener reconocimiento. Estas tendencias se expresan simbólicamente en acciones que se constituyen en esquemas de percepción y actuación en la vida social e inciden en situaciones que afectan la convivencia en diferentes sentidos” (DIAZ, 2008).
    La hermenéutica de la lúdica comprende implícitamente las dimensiones del desarrollo, por cuanto compromete la intervención de los niños y niñas, para este proceso investigativo, como participantes totalmente activos, lejos de la percepción de objetos pacientes, así mismo deja de lado el precepto de asimilar a los niños y niñas como elementos a modificar, para pasar a verlos como una unidad dinámica, holística, capaz de identificar, medir, evaluar a partir de sus historias de vida donde sus simbolismos, vivencias, saberes particulares, son menospreciados por quienes interactúan con este tipo de población. Sin embargo el autor soporta como las expresiones artísticas, culturales, entre otras, contribuyen para que se provea de herramientas favorecedoras para el desarrollo integral de los niños y niñas.
    Por otra parte Díaz, refiere que “desde las experiencias de investigación pedagógica se han puesto de manifiesto la relación entre pedagogía y las expresiones lúdicas para educar en la convivencia y la ciudadanía en función de la modificabilidad simbólica”, situación ésta que igualmente soporta el objetivo de la investigación, por cuanto contribuye al mejoramiento de las interrelaciones que se gestan al interior de la institución. El autor agrega: “en primer lugar, se hace inteligible para la pedagogía, al fundamentarse en expresiones lúdicas, asumir como objeto de educación la imaginación simbólica y su manifestación estética e imaginarios socio - culturales. En segundo lugar, a la función lúdica propiamente dicha, en cuanto ésta hace referencia a las condiciones sobre el origen del sentido y el símbolo lúdico y la función de equilibrio vital en la existencia del ser humano. En tercer lugar, los fundamentos metodológicos y didácticos para la mediación pedagógica” (DIAZ, 2008).
    Otro aspecto de vital importancia es el de resaltar que los niños y niñas se desenvuelven en un contexto impuesto o “contexto simbólico” como lo plantea Díaz (2008), el cual determina y/o contribuye para que ellos y ellas constituyan su identidad y a partir de esto es que reproducen sus acciones a través de “imaginarios culturales”.
    Es ante lo anterior, el autor plantea que “a partir de la representación simbólica se generan las reflexiones correspondientes sobre las problemáticas planteadas. El resultado ha sido la muestra de la modificación simbólica. El sentido pedagógico de estas experiencias reside no en la simple reproducción simbólica de las situaciones elegidas para la educabilidad de los sujetos, sino en la posibilidad de re - presentar simbólicamente experiencias posibles aún no vividas por los individuos contrastadas con los esquemas de actuación cotidianos” (DIAZ, 2008).

Recuperado de: http://www.efdeportes.com/efd179/la-ludica-en-el-proceso-de-atencion-integral.htm




https://www.youtube.com/watch?v=1Vtgl1Ovwr4


La Lúdica como Actitud 

"Lo fundamental de todo proceso pedagógico es el aprendizaje y no la 
enseñanza. Es el aprendizaje del estudiante y su participación el logro deseado." (Unesco, 1995) 
En el ser humano se desarrolla una actitud lúdica que tiene su inicio a temprana edad, en el vientre materno cuando se divierte con el cordón umbilical que lo une a su madre y succiona su dedo cuando se aburre, luego al salir de la calidez de su progenitora se ve impelido a conocer y comprender su medio, para lo cual es fundamental la “actitud lúdica” que le posibilita desde los primeros momentos la capacidad de imaginar, de fantasear a través del juego y posteriormente le permite progresivamente asir el mundo del símbolo, de la metáfora que lleva a los mundos de la poesía, del poder jugar con las palabras, con el lenguaje; así también, la posibilidad, por medio de la imagen, de jugar con el arte en sus múltiples facetas. Esta construcción de pensamiento complejo hay que mirarlo como construcciones significativas individuales y colectivas, no se puede ver solo desde el punto de vista analítico o lógico, más aún este proceso-resultado no es necesariamente ni deseablemente mensurable, su construcción es virtual, no es lineal, es en red, entretejida con otras facetas del ser. La actitud lúdica lleva al pensamiento divergente al llevar a la búsqueda de resolución de situaciones donde lo risible, diferente tiene cabida en el ámbito juguetón de la correría de posibilidades. Además de su cualidad de darse en el sujeto y a partir de él, permite el uso pedagógico y la interacción con el conocimiento cotidiano que genera la idiosincrasia y costumbres y finalmente la riqueza cultural de las comunidades, lo que permite un ánimo fresco, vital, amable y festivo, que es deseable en nuestros tiempos y más aún en nuestro país. Si como dice Freud, “el juego nace de las imposibilidades del niño de poder satisfacer sus deseos”, entonces lo lúdico se puede presentar para el ser humano como una forma de interactuar con el mundo, entenderlo y hacer posibles sus deseos de manera equilibrada y con la posibilidad de por este medio disipar la incertidumbre y evadir la frustración. En este sentido, lo fundamental en la lúdica como palabra generalista sería la actitud lúdica, la cual hace posible la existencia de la actividad lúdica y el juego y sin la cual no es posible realizarlas en su esencia. La actividad lúdica se ha planteado como modelo de actividad integral desde las doctrinas de Fröebel en 1840 que acuñó el término kindergarten como un sistema de enseñanza fundado en el juego, este sistema de experiencia sensorial y manipulación de los materiales influenció a María Montessori para fomentar la educación de niños por actividades físicas y la experiencia con sus posibilidades de interacción con los sentidos. Todo lo anterior generó posteriormente otras propuestas educativas en este sentido. donde se fomentaba la actividad y la experiencia que brindaba la lúdica. Es hasta nuestros tiempos en donde desde el área de la educación física se empezó a impulsar como algo integral. Diseño Metodológico 31 Esa actitud lúdica se preocupa por poder “salir de sí” e interactuar con el otro para motivar al encuentro y finalmente potenciar al otro, lo cual lleva a la construcción en común, al proceso de generar preguntas y de sus posibles respuestas y que aplicada a la pedagogía actual sobrepasaría fácilmente el papel técnico que los modelos económicos internacionales asignan a la educación: “(…) la pedagogía sólo sería las técnicas que hacen posible su instrumentación, visible en la competencia de desarrollar una clase y un programa en su área del saber, administrando el tiempo y el espacio educativo” (Mejía, 2006, p. 147). Se construye sentido y significado en los quehaceres y disciplinas desde la actitud lúdica, desde el afecto. No se puede aprender sin emociones y consecuentemente tampoco se puede razonar sobre el cómo y el porqué del aprendizaje, de la disciplina o el para qué de una sociedad. Además, ante la gravedad de la crisis social, política y económica en la que se encuentra sumido el país, el educador colombiano está en la obligación de emprender una búsqueda constante de soluciones tanto a nivel pedagógico y social, puesto que la educación es un agente posibilitador y democratizador del ser, como mencionan Ayala y Brunetti (1992): “La democracia necesita fortalecer modelos políticos participativos. Y en esto la educación y la comunicación son también vitales” (p. 88). De esta forma, los maestros-mediadores deben asumir su papel constructor y cohacedor de cimientos del ser según el enfoque De Zubiría : “la finalidad de la educación no puede estar centrada en el aprendizaje… sino en el desarrollo”. 

Recuperado de: http://www.bdigital.unal.edu.co/41019/1/04868267.2014.pdf








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